lunes, 14 de mayo de 2012

El oso panda



Don Oso Panda era un reloj viviente, cualidad admirada por todos los habitantes del bosque. En efecto, siempre se levantaba a la misma hora, con la precisión de segundos, y pasaba por delante de la casa de Doña Coneja en el momento indicado para saludar a ésta. Era la señal para que Doña Coneja levantase a sus hijos, que tenían que ir a clase.

- ¡Si no lo veo, no lo creo! - exclamó Doña Pantera, vecina nueva en la colonia y que aún no conocía las virtudes de Don Oso Panda.

No todos sentían admiración por el "reloj viviente". Don Zorro, un auténtico golfo y vividor de tres al cuarto, era devorado por una profunda envidia hacia Don Oso Panda. Pensando en la manera de fastidiarle y privarle de la justa fama que tenía, llegó a un feliz resultado:

"¡Je, je, le estropeo su reloj y se acabó la puntualidad de Don Oso Panda!" - se dijo, muy contento.

Le resultó fácil entrar en el cuarto de Don Oso Panda y hacerle trizas su despertador. Tarea inútil. Don Oso Panda siempre se guiaba por la posición del sol, no por el despertador, de modo que, al día siguiente, no tuvo ningún problema para levantarse a la hora justa. El envidioso Zorro salió bien escarmentado.

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