martes, 29 de mayo de 2012

El león y el cuervo



Era un león único en la selva por su tremenda fiereza. Atacaba todo lo que se movía y jamás quedaba satisfecha su hambre. Gozaba, pues, de justa fama como cazador, pero el tiempo pasaba, inexorable, y los primeros síntomas de la vejez empezaban a surgir en él. 

Perdía oído y ya no era capaz de distinguir el rumor de las pisadas de una gacela del producido por el viento sobre las hojas resecas.

"¿Qué puedo hacer? - se preguntó angustiado -. Todo león que se precie ha de mantener sus sentidos en gran forma... y, además, peligros antes inofensivos podrían volverse ahora temibles...".

El león, desesperado, decidió hacer un pacto singular con un cuervo. Éste, a cambio de parte de la comida disfrutada por el león, le avisaría cuando alguna pieza estuviese a su alcance o cuando un peligro le acechase.

Todo marchó bien durante algún tiempo, pero el león era avaricioso y daba cada vez menos comida al cuervo. Éste se enfadó y rompió el pacto que tenían concertado. Quedó el león a merced de sus enemigos y, un día cualquiera, fue cazado por un hombre de la manera más simple. No le había oído aproximarse por detrás.

¡Más le hubiese valido no ser tan egoísta, amigos!, pero ya véis, nuestra ceguera es incurable.

4 curiosos:

Anónimo dijo...

Gracias por el cuento😀😀😀

Anónimo dijo...

Necesito saber más

Anónimo dijo...

Me gusta mucho

Anónimo dijo...

Victor

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